En la cadena de frío, la responsabilidad de los alimentos y mercancía perecedera durante su trayecto recae sobre el transporte refrigerado y la empresa, por ello la especialización y seguridad de las operaciones es primordial. 

Frente al brote de SARS-CoV-2, los protocolos de sanidad e inocuidad que las flotas aplican al transporte refrigerado –cajas y vehículos– desde antes del brote de COVID-19 se mantienen vigentes y sin cambios. 

Leer: ¿Cómo se enfrenta el COVID-19 en la cadena de frío? 

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que pertenecen al Departamento de Salud de Estados Unidos, no hay evidencia que respalde que la transmisión de COVID-19 esté asociada a los alimentos.

Así es que la cadena de frío y el transporte refrigerado mantiene los mismos protocolos en los vehículos y las mercancías.

No obstante, ha reforzado su estrategia en el personal, al que se le ha entregado equipo adicional de protección, de acuerdo con Qualianz, conglomerado con miras a posicionarse como uno de los principales competidores en el mercado de la cadena de suministro de productos perecederos en frío.

Nosotros ya éramos muy estrictos y rigurosos en la inspección que hacemos de entrada, ya sea que se haga por un médico del sello TIF en las ocasiones en donde el almacén y el transporte tienen la característica de ostentar la certificación o que sea el inspector de calidad”.

Mario Coronado, CEO de Qaulianz.

“Pero ya hacíamos una inspección rigurosa de condiciones de higiene y sanidad. Hemos seguido estos protocolos, sin necesidad de sanitización adicional ni en transporte ni en los espacios más allá de las nebulizaciones”, añade en entrevista para TyT.

Las inspecciones en los vehículos de transporte refrigerado y en la mercancía son las estándares. El objetivo principal sigue siendo que la mercancía llegue a una temperatura adecuada y que no exista riesgo de suciedad. 

Esto se logra con revisiones que aseguren que la mercancía y el transporte refrigerado llegue en condiciones de limpieza y de inocuidad como lo marca la operación normal. 

Por su lado, Darío Mora, director general de la transportista jalisciense AFRISA, comparte que los equipos de transporte refrigerado están obligados a contar con certificados de fumigación no mayores a 30 días. 

Su empresa, con 35 años de trayectoria, utiliza en este proceso un insecticida piretroide, especialmente diseñado para control de plagas.

Además, la limpieza en las cajas de transporte refrigerado se logra con un germicida líquido, formulado a base de sales cuaternarias de amonio de quinta generación, recomendado para usarse en plantas procesadoras de alimentos e instituciones en donde la desinfección, sanitización y desodorización son imprescindibles. 

Esta solución química tiene acción bactericida, fungiestática, fungicida, virucida y contra bacterias patógenas como son escherichia coli y staphylococcus aureus.  

Las unidades de transporte refrigerado deben estar equipadas con sistemas de control de temperatura en sus cajas, y mantenerlas en un rango de temperatura que permita transportar producto refrigerado de cero a 4 grados, o producto congelado en temperatura de menos de 18º. 

Las cajas –tanto en paredes como en techo y piso– no deben contar con ningún agujero o reparación que permitan la entrada de calor en la caja. Además, tener un acabado sanitario; es decir, sus esquinas deben ser redondeadas y aisladas térmicamente. 

Las cajas de transporte refrigerado en las que se transportan las mercancías no debe contener ningún tipo de objeto ajeno al embarque, plaga u olor que no sea característico del producto o de la sanitización. Tampoco restos u olores a químicos que se pudieran considerar peligrosos para los fletes. 

Una cadena de frío que se mantiene intacta, garantiza que el producto de consumo se ha conservado dentro de un margen permitido de temperaturas durante su producción, transporte, almacenamiento y venta final.

Leer: ¿Qué requiere la cadena de frío de las flotas?