La llegada de la pandemia llevó a muchas industrias a replantearse la necesidad de contar con procesos y tareas automatizadas para hacer frente a contingencias como la que obligó a millones de trabajadores a resguardarse en casa y a parar las actividades productivas para priorizar la salud de las personas.

Con esto, empresarios y negocios de diversos giros observaron la necesidad de contar con tecnología que pudiera desempeñar las labores que recaían en manos humanas, no sólo para mantener activa su producción, sino también para reducir costos, sobre todo en un panorama económico como el que planteaba la emergencia sanitaria por el COVID-19.

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De acuerdo con el estudio Intelligrated Automation Investment 2020, de Honeywell, más de la mitad de los encargados de distribución de diversas compañías a nivel global encuestados planeaban designar un presupuesto robusto para ese rubro en los próximos años; siendo el e-commerce (66%), alimentos y bebidas (59%) y logística (55%) las industrias más interesadas en invertir en esto.

Sin embargo, al pensar en automatización, las empresa, sobre todo las pequeñas y medianas (Pymes), consideran que esto conlleva un fuerte gasto de recursos, lo que limita sus opciones o hace inaccesible esta tecnología; por lo que descartan esta posibilidad para mejorar su productividad.

En este sentido, Alejandro Gracia, account manager de Dematic, destaca que la automatización debe verse como una inversión desde una perspectiva de retorno: «Todo depende del tipo de retornos de inversión que se está buscando. Si como cliente estás buscando mejorar la productividad tu operación, puedes medir esa productividad y puedes medir de cierta manera el impacto económico que conlleva».

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Foto: Cortesía Dematic.

Asimismo, agregó, puede medirse de diferentes formas, ya sea con aumento de productividad, con reducción de espacios, que entre menos espacio utilices mejor, es más rentable el negocio; o bien en la disminución de errores, que al minimizar las equivocaciones genera ahorros en los costos del envío, la logística e incluso en personal.

«Creo que la inversión en automatización depende mucho del retorno de inversión o el método en retorno de inversión con el cual se esté calculando, y así podrías determinar si se sale o no de tu presupuesto», agrega.

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Gracia también hace hincapié en otros beneficios de la automatización, además de la reducción de costos, como el aumento de la productividad, al sustituir a personas en una operación repetitiva, para mejorar el rendimiento e incluso la seguridad de los colaboradores, que pueden ser asignados a tareas más complejas.

«Estar haciendo un mismo movimiento o trabajo es muy incómodo, es ahí donde entra la automatización. Si tú puedes poner un sistema que evite hacer ese trabajo a una persona o asociado es mejor que un robot lo haga porque están diseñado para eso, lo que conlleva a que los asociados pudieran buscar un rol diferente inclusive, si no conoces muy bien el proceso, puedes cambiarte y generar valor en mantenimiento de la máquina».

Por último, destacó que la automatización no debe ser vista sólo como grandes estructuras o robots, sino que hay diferentes niveles de ésta que se ajustan a las necesidades de cada compañía, por ejemplo, una banda transportadora que en una pequeña empresa puede sustituir procesos y optimizar el tiempo y esfuerzo dedicado a una labor como mover inventario de un lugar a otro.

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