Hace 35 años, Noé Paredes escuchó por primera vez que las empresas que no se profesionalizaran, no renovaran su flota y no hicieran más eficientes sus procesos, tendrían las horas contadas. En 2021, aquellas empresas que no se han profesionalizado, ni han renovado sus flotas y siguen operando con procesos apenas básicos.. . ahí siguen, participando en la denominada competencia desleal.

El ahora director general de Corporativo UNNE explica que la competencia desleal es un tema de siempre, no nuevo. Entre la sobrerregulación, la falta de vigilancia y, por supuesto, la falta de cumplimiento de las propias flotas, la guerra de las tarifas sigue erosionando la rentabilidad del sector.

“El marco regulatorio nos exige cada vez más: tecnología, renovación vehicular, profesionalización, capacitación de operadores, menos emisiones. Y si es doble remolque, todavía más. Y muchas empresas cumplimos con esto, pero qué pasa con las que no, pues ahí están: castigando el precio del flete y, en muchos casos, exponiendo la carga, a los operadores y a los usuarios de las vías de comunicación”, explica.

Este fenómeno de la competencia desleal ha ido creciendo, agrega Paredes, pues antes había empresas medianamente formales que, con el paso del tiempo, o dan un salto de calidad o retroceden. El pago de impuestos, certificaciones, mantenimiento, e incluso todos los procesos administrativos, hacen la gran diferencia entre unos y otros.

Pero.. . ¿por qué pasa este fenómeno?

Si bien, como en todo mercado, hay oferta y demanda, en el tema de la competencia desleal pasa exactamente igual. Generadores de carga que contratan el servicio más barato y proveedores de transporte que bajan su tarifa con tal de ganar el flete. El escenario no es tan complicado visto desde este punto de vista, pero qué sucede con las implicaciones.

“La competencia leal quiere decir hacerlo desde la formalidad, con seguridad y certeza de que se están haciendo bien las cosas: pagando impuestos, ofreciendo un servicio integral y no solamente el traslado de mercancías de un punto a otro. Ahí está el gran reto”,  continúa el empresario.

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Y por otro lado, explica, las autoridades se han visto rebasadas a la hora de vigilar que las empresas cumplan con los elementos mínimos de seguridad. Es decir, tanto el cumplimiento, la vigilancia y la sanción han creado una zona gris, explotada y ensanchada por todas esas empresas que aparentemente han reducido sus costos para ofrecer un flete más “accesible”.

“Sin duda, todos estamos buscando la forma de hacer más rentable nuestro negocio. Pero hay que hacerlo dentro del marco de la ley, pagando las cuotas del Seguro Social, pagando lo justo a los colaboradores, peajes, combustible en estaciones y no huachicol. En fin, medidas aparentemente simples, pero que no muchos llevan a cabo”, finaliza.