Antes de que el conflicto de Rusia y Ucrania escalara, la cadena de suministro ya reportaba afectaciones en costos de distribución, disponibilidad de contenedores y desabasto mundial en algunas de las industrias.

Rebeca Sánchez, experta en cadena de suministro y docente  del Colegio de Graduados de CETYS Universidad, explica que muy particularmente las industrias automotriz, electrónica y de semiconductores se han visto golpeadas, incidiendo directamente a la fabricación de tarjetas madres y otros productos terminados.

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A ello se le suma un transporte y áreas de almacenamiento saturadas por productos que no se han podido mover en tiempo y forma; en consecuencia, el alza de precios en mercancías ya alcanzaba números récord. De hecho, cita la experta, con base en información del Programa Mundial Alimentos de la ONU, el precio de los alimentos subió 28% el año pasado.

En este escenario adverso llega el conflicto entre Rusia y Ucrania que, señala Sánchez  tiene sus propias implicaciones en la cadena de suministro a nivel global: “Miles de empresas a nivel mundial hacen negocios con proveedores de Ucrania y de Rusia y definitivamente estas empresas podrían estar en un alto riesgo si la guerra se prolonga”, comenta en entrevista para TyT.

Hablando específicamente de las industrias más afectadas citó la de los alimentos, la agricultura, energética, electrónicos, semiconductores, minerales y metales.

A detalle, puntualiza que según datos del Consejo Internacional de Granos, Ucrania es uno de los principales proveedores de maíz a nivel mundial. Se proyecta que en esta temporada 21-22 sea el tercer mayor proveedor exportador de este grano y a nivel mundial es el cuarto exportador en trigo; Rusia es el principal exportador de trigo a nivel mundial.

“Ambos países forman parte importante en la exportación de granos. Otro dato interesante es que Ucrania es el mayor exportador de aceite de semillas y son los principales exportadores de cebada y centeno, que son granos importantes para la economía mundial”, detalla.

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Incluso dio a conocer que Ucrania también abastece a Europa y a otros países en vías de desarrollo como Egipto, Libia, Líbano, por mencionar algunos: “Entonces es un impacto muy directo con el abasto y materia prima. Y si faltan estos granos por su puesto que otros productos derivados de los mismos se van a ver afectados en la industria del alimento”.

En segundo término se refirió a la de energía, pues con este conflicto todos los mercados petroleros también podían verse afectados derivado del aumento en los precios del petróleo que ya rondan los 100 dólares el barril y se pronostica que podría llegar hasta los 150 dólares.

En este mismo renglón, la especialista señala que se estima que esto también alcanzará al costo de los insumos y productos derivados del petróleo, afectando a los consumidores finales.

“Otro de los energéticos, en el caso de Rusia, es el mayor proveedor de gas natural para Europa y abastece a alrededor del 35% del gas natural que la Unión Europea requiere”, esto, agrega, pone en riesgo la economía, fabricantes, distribuidores y minoristas que utilizan este tipo de energías para sus operaciones y sus procesos.

Por otro lado, comenta que las industrias de minerales y metales también se verán alcanzadas, pues tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadores de metales como el paladio, el aluminio y níquel.

“Rusia controla aproximadamente el 10% de las reservas mundiales de cobre y es un importante productor de níquel y platino; actualmente este níquel ha ido en un comportamiento de aumentos en precio y por lo tanto sus productos derivados desde los celulares hasta automóviles y semiconductores.

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¿Golpe parejo?

Respecto a la manera en que incidirá este conflicto en las cadenas de suministro en el mundo, Rebeca Sánchez comenta que será diferente para cada región y país: “No podemos comparar la capacidad económica de un país como Estados Unidos contra un país como Egipto. No se prevé que sea igual para todos por cuestiones de sus capacidades económicas y sus recursos naturales”, precisa.

En el caso de México, reconoce que es difícil pronosticar; sin embargo, está inmerso en las cadenas de suministros globales y en aspecto como manufactura, ensamblaje y producción automotriz y electrónicos.

“Quizás no inmediato pero sí a mediano plazo; definitivamente hay que reconocer que ya venimos con esta situación de desgaste, de interrupción en la cadena de suministro, venimos arrastrando con la pandemia una situación difícil, crítica en el abasto de estos productos. Entonces en México se prevé que pueda tener este impacto en ciertas industrias específicas”, agrega.

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