No es un secreto que la falta de acceso al financiamiento es uno de los mayores retos para las micro, pequeñas y medianas empresas de México, incluso es una de las principales causas por las que estos negocios terminan por bajar la cortina de manera definitiva. Y esto no cambiará a corto plazo.

Las Mipymes representan más del 99% del total de las unidades económicas en el país, y emplean al 37.2% de la población ocupada, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Y según datos de la Cámara de la Industria de Transformación (CAINTRA), el 43% de estas empresas considera la falta de financiamiento como un impedimento para operar.

Es por ello que el factoraje intenta colocarse como una opción para estos negocios que buscan los recursos necesarios para su actividad diaria, lo cual les permita sortear las dificultades que tradicionalmente se encuentran en la banca comercial.

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Lo primero que se debe entender sobre el factoraje, es que se trata de un instrumento financiero mediante el cual una empresa puede acceder a recursos cediendo la cobranza de sus facturas o cuentas por cobrar a un tercero, que generalmente es una institución financiera, ya sea un banco o una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple (Sofom).

Acceder a este instrumento financiero otorga a las Mipymes liquidez inmediata para mantener equilibrado su flujo de caja, y que sus periodos de duración sean menores que los de un crédito comercial, ya que éste se extiende por el mismo plazo de pago marcado en la o las facturas que son utilizadas para esta opción.

“El factoraje permite convertir facturas o cuentas por cobrar en efectivo, por lo tanto, atiende la necesidad de liquidez para hacer frente a las obligaciones actuales o a la iniciativa de inversión y crecimiento”, dice Jaime Tabachnik, cofundador y CEO de la fintech Solvento.

Existen diferentes tipos de factoraje: el tradicional, el de proveedores y el dedicado a empresas exportadoras y/o importadoras. Su funcionamiento es en esencia el mismo: una empresa utiliza sus facturas para conseguir recursos de un tercero y, al efectuar el cobro de ese documento, se salda la deuda en el plazo establecido con la entidad financiera con la que se acordó este instrumento.

“El factoraje financiero transforma esas cuentas por cobrar en liquidez, es un vehículo de para aquellas empresas con necesidades de financiamiento inmediato, y evita los engorrosos trámites de crédito comercial para obtener recursos de una forma más directa”, agrega César Salazar, economista e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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“Es una estrategia para optimizar el flujo de caja. Si se ve de manera racional, el tipo de préstamos que se otorgan en el factoraje son para capital de trabajo, entonces tienen que ser de corto plazo y no suelen extenderse más de 180 días, y no es recomendable para hacer financiamiento de activos porque éstos suelen tener un retorno de inversión a más largo plazo”, complementa Humberto Pifferi, Director de Operaciones de la fintech Factoro.

Transportistas que necesitan liquidez

Guillermo Bosch, cofundador y Director de Finanzas de Solvento, señala que, actualmente, los grandes generadores de carga buscan plazos de pago cada vez más amplios y mejores condiciones de crédito para mantener y aumentar su capital de trabajo. Esto complica la operación de los negocios transportistas y los obliga a voltear hacia diferentes tipos de financiamiento para solventar su operación diaria hasta poder cobrar sus facturas.

Sin embargo, en una economía como la mexicana, apunta César Salazar, especialista de la UNAM, las fuentes de financiamiento no suelen ser una opción fácil para las Mipymes, dado que la oferta de la banca comercial resulta compleja y burocrática.

Además de que estos negocios no tienen la información crediticia necesaria que las instituciones financieras tradicionales requieren para extenderles créditos, o para obtener recursos sin poner en riesgo su patrimonio. Y es aquí donde el factoraje se muestra como una opción para estas empresas.

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Las fintechs van por transportistas

En este sentido, las fintechs han generado diversos esquemas para atender al grueso de las Pymes, o bien para centrarse en un nicho de mercado. Por ejemplo, Factoro es una plataforma de tecnología financiera que conecta a empresas con instituciones financieras para habilitar el cobro anticipado de sus facturas y se enfoca en el factoraje a proveedores, es decir, que suma a su plataforma a las compañías que buscan una opción de pronto pago para las Mipymes que proporcionan algún servicio o producto, las cuales son invitadas a subirse a esta herramienta para acceder a esta opción.

Así, las grandes empresas aprovechan su calificación crediticia superior con instituciones financieras para proporcionar financiamiento accesible a sus proveedores, sin afectar su plazo original de pago, y el costo lo absorbe el proveedor que necesita el capital. Lo que resulta una opción viable para las micro y pequeñas empresas, como los hombre-camión, que ante la falta de una calificación crediticia, no encuentran esta opción disponible en la banca comercial.

En el caso del mercado transportista, Solvento es una fintech enfocada en atender a este nicho, por lo que dentro de las soluciones de su plataforma cuenta con su opción de pronto pago, para la cual evalúa la salud financiera de las compañías involucradas con objeto de abrir una línea de crédito.

Para ellos, las facturas que la empresa desea cobrar por adelantado no son endosadas, sino que validan la operación y, una vez aprobado el crédito, se deposita la cantidad de esas cuentas por cobrar, descontando el pago de intereses y comisiones, que deberá ser cubierto en su totalidad en el plazo acordado.

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Una solución inmediata, no a largo plazo

Al tratarse de un crédito a corto plazo, los especialistas consultados señalan que no es recomendable utilizar el factoraje para hacer frente a proyectos de largo plazo, ya que su objetivo principal es atender la necesidad de liquidez inmediata. Además, conlleva el pago de intereses y comisiones que, dependiendo de la opción, pueden rondar entre el 4 y el 10 por ciento, y en algunos casos pueden elevarse hasta el 30 por ciento.

Gregorio Sánchez, Director de Finanzas de Autotransportes Pilot, coincide en que el factoraje es un instrumento que aporta beneficios inmediatos al solicitante. Sin embargo, no debe considerarse como la principal fuente de financiamiento para la operación de la empresa, sino más bien como una opción estratégica para aquellos clientes con los mayores plazos de pago, y donde los costos puedan añadirse a la tarifa para no afectar los ingresos para el negocio.

El directivo comparte que la empresa utiliza el factoraje desde junio de 2014 como una opción de financiamiento y ha disminuido su uso con el paso del tiempo, ya que debe observarse como una opción y no como la única forma de conseguir liquidez, considerando que es un costo que debe incluirse en la tarifa, pero puede alargar los tiempos de cobro.

“Aun cuando esto ya esté pactado en la tarifa con el cliente, hay algunos que, en vez de bajar los días de crédito, cada vez se quieren alargar más y esto resulta impráctico. ¿Quién aguanta 10 meses sin recibir un pago?”, apunta; por lo que recomienda que este instrumento debe balancearse priorizando el llegar a negociaciones en las que se pague a 30 días o menos para evitar los problemas de liquidez.

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