La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República trajo, entre otros tantos nuevos paradigmas, la creación de la Guardia Nacional (GN), un cuerpo de seguridad pública, un organismo civil que, sin embargo, fungiría como un apoyo adicional a las Fuerzas Armadas.

La primera vez que el mandatario puso el tema sobre la mesa, fue cuando aún no asumía funciones como Ejecutivo federal: en noviembre de 2018, en la presentación del Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024, el cual planteaba a la GN como un instrumento primordial para la prevención del delito, la preservación de la seguridad pública, la recuperación de la paz y el combate a la delincuencia en todo el país.

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Si bien la propuesta fue precipitada, es innegable que demostraba la urgencia por atender uno de los pendientes de las autoridades en los tres niveles de Gobierno: la inseguridad. Como muestra de ello, en el tema del autotransporte, en aquel 2018, el robo alcanzó sus niveles máximos históricos, superando las 13,000 denuncias en el año.

Para su entrada en operaciones, la Guardia Nacional transitó por un largo proceso que incluyó modificaciones a la Constitución, la transferencia de los recursos humanos, materiales y financieros de la Policía Federal, así como la autorización para que las Fuerzas Armadas pudieran realizar labores de seguridad pública.

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Tras esos meses de preparación, el 30 de junio de 2019, este cuerpo de seguridad arrancó funciones oficialmente, con la promesa de poner fin a la ola de violencia e inseguridad que produjo una grave crisis en el país, según palabras del propio presidente de la República; así como terminar con la estrategia errónea, la falta de coordinación y el escaso número de elementos al servicio del Gobierno federal.

Guardia Nacional: dos años de otra cara contra la inseguridad

Un perfil militar

Desde un principio, se planteó que los elementos de esta corporación provendrían de las Policías Militar y Naval, así como de la Policía Federal, y adicionalmente se convocaría a civiles, quienes recibirían una capacitación en planteles militares, apegada a un plan de estudios elaborado por las Fuerzas Armadas.

Cabe mencionar que esta estructura causó polémica, ya que se acusó de militarizar la seguridad pública del país. A ello se sumó que los mandos de la GN son militares y marinos, ningún mando civil; incluso el comandante de la Guardia Nacional, el General Luis Rodríguez Bucio, tiene una formación totalmente alineada al ejército.

Por otro lado, la Ley de la Guardia Nacional señala que es el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) el responsable de supervisar bajo su adscripción a la GN y, en general, instrumentar la implementación de esta corporación. Se prevé que, una vez que alcance el pleno funcionamiento institucional y operativo, ésta pase a manos de la SEDENA.

Guardia Nacional: dos años de otra cara contra la inseguridad

Para el presidente López Obrador, el objetivo de este cambio, que se completaría en 2023, es procurar que este cuerpo de seguridad surgido para reemplazar a la Policía Federal no se “eche a perder”, evitar que no cumpla y no actúe con profesionalismo.

En su opinión, una adscripción militar permitiría consolidar la confianza en la Guardia Nacional, colocándose cerca de la buena percepción que la población tiene tanto de la Marina como del Ejército.

¿Aliado del autotransporte?

Como sucesora de la Policía Federal, la Guardia Nacional absorbió sus recursos y responsabilidades, las cuales incluyen la vigilancia de las carreteras federales. Para este fin, la corporación implementó una estrategia enfocada en combatir el robo al transporte de carga y pasaje con acciones concretas como:

  • Operaciones específicas de revisión y supervisión en rutas identificadas con mayor incidencia delictiva.
  • Vinculación con centros de distribución, centrales de carga, cámaras del transporte y sector privado para intercambio de información.
  • Implementación de filtros de revisión y arcos en centrales de autobuses.
  • Revisión a las afectaciones de tramos carreteros y blindar los accesos a las autopistas.
  • Y si bien hay opiniones encontradas en el sector sobre los resultados de estas acciones, pues este delito no ha desaparecido y más bien ocurre con más violencia, cifras oficiales señalan que el robo al autotransporte ya liga 21 meses con descensos.

Cerca de su consolidación

La apuesta inicial de la administración de López Obrador era dividir el territorio nacional en 266 regiones y contar con 150,000 miembros; además de que, en un plazo de tres años, esta corporación alcanzará una plena operación.

Lo cierto es que, en su arranque oficial, ya sumaba 70,000 elementos desplegados en 150 regiones; cifras que, a la fecha, ya suman una fuerza operativa de 99,946 guardias nacionales, divididos en 214 coordinaciones regionales, es decir, solo a 52 de lograr la meta propuesta para finales de este año.

De acuerdo con datos de la Guardia Nacional, en los últimos tres años se han reclutado a 50,000 elementos, más de 21,000 en 2019 y 2020, cumpliendo así la meta propuesta por el Gobierno federal. Para este año, solo resta adherir a 14,400 elementos que corresponde a la SEDENA reclutar.

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Respecto a la infraestructura de la que dispone, se cuenta con 164 cuarteles, de un total de 248 que la GN prevé tener para este 2021 y que estarían distribuidos en todo el país.

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