La preocupación por el aumento en las emisiones, ha impulsado una carrera por desarrollar vehículos más limpios. Y si bien la electrificación se presenta como una vía prometedora para descarbonizar al sector, otro competidor ya está en la agenda de los fabricantes, investigadores y autoridades: el hidrógeno.

La Comisión Europea, como voz de la región con gran avance en la materia, destaca a este elemento como un portador de energía limpia con un gran potencial en el transporte, así como una opción para mejorar la seguridad energética, reduciendo la dependencia del petróleo.

Y es que, utilizado en las celdas de combustible o fuel cells, el hidrógeno, combinado con oxígeno, genera energía para aplicaciones en la industria, los hogares y una variedad de vehículos, incluidos automóviles, autobuses, camiones, trenes y próximamente barcos. Se trata de una fuente limpia, eficiente y silenciosa.

De acuerdo con un estudio del Hydrogen Council –una iniciativa global liderada por los CEO de empresas del sector– y la consultora McKinsey & Company, el despliegue e inversiones en hidrógeno se han acelerado rápidamente en respuesta a los compromisos gubernamentales de descarbonización, colocándose como un componente clave en la transición energética.

De hecho, a principios de este año, más de 30 países ya habían publicado hojas de ruta de desarrollo de tecnologías con este elemento, y se han anunciado no menos de 228 proyectos, un 85% ubicados en Europa, Asia y Australia. A nivel global, 53 de estas iniciativas están enfocadas en el sector transporte.

Considerando un incremento en el uso de hidrógeno, este análisis prevé que pueda convertirse en la solución de bajas emisiones más competitiva en más de 20 aplicaciones para 2030, incluidos el transporte por carretera. Para lograrlo, es esencial que los Gobiernos mantengan sus compromisos con la descarbonización a través del apoyo financiero y la regulación.

Hidrógeno en movimiento

El Hydrogen Council destaca que, si bien han existido avances en el desarrollo de electromovilidad y tecnologías híbridas en automóviles o vehículos comerciales de uso urbano, aquellos con celdas de combustible se ubican como una mejor opción para servicios de larga distancia.

Esto ha derivado en que varios fabricantes realicen importantes inversiones y alianzas estratégicas para reforzar sus capacidades de fuel cells, particularmente en el segmento de camiones de las Clases 7 y 8.

Cummins, por ejemplo, ya cuenta con una estrategia para el desarrollo de estas tecnologías, abordando tanto la producción de fuentes de energía como celdas de combustible para vehículos pesados.

En septiembre de 2019, el fabricante de motores adquirió la compañía especializada Hydrogenics para fortalecer dicho plan; ese mismo año, presentó un tractocamión equipado con fuel cells que ofrecen una autonomía de 240 a 400 kilómetros.

Adicionalmente, está trabajando con ASKO, el mayorista de comestibles más grande de Noruega, para suministrar celdas de combustible integradas en cuatro camiones eléctricos Scania, como parte de su estrategia para incorporar más vehículos de combustible alternativo a su flota.

Asimismo, recientemente, Cummins se asoció con Navistar para el desarrollo de un camión Clase 8 propulsado por hidrógeno, el cual estará basado en el International Serie RH.

Sin embargo, su experiencia no se limita al autotransporte de carga, ya que sus celdas de combustible están impulsando los primeros trenes de pasajeros a hidrógeno del mundo a través de Alstom, un fabricante de ferrocarriles francés. También, su tecnología se está integrando en más de 60 autobuses en Zhangjiakou, China.

Por su parte, Kenworth se alió con Toyota para desarrollar camiones impulsados por fuel cells, proyecto que ya está en la tercera generación de vehículos cero emisiones.

Las unidades, basadas en el emblemático T680, poseen un rango estimado de más de 480 kilómetros por carga, el doble del ciclo de trabajo diario promedio de los camiones. En 2019, una decena de estos prototipos fueron puestos en circulación entre los puertos de Los Ángeles y Long Beach, para ser operados por Toyota Logistics Services, UPS, Total Transportation Services Inc. y Southern Counties Express.

En el mercado europeo, el año pasado Daimler presentó el Mercedes-Benz GenH2, un vehículo conceptual con alcance de hasta 1,000 kilómetros y que en 2023 iniciaría pruebas con clientes. En tanto, la marca prevé que la producción en serie comenzará en la segunda mitad de esta década.

Asimismo, la firma alemana creó una sinergia con Volvo Group para formar una joint venture especializada en el desarrollo y comercialización de celdas de combustible para camiones de rango pesado. En este negocio, la armadora sueca adquirió el 50% de la propiedad de Daimler Truck Fuel Cell GmbH & Co.

El objetivo de este proyecto es convertir a la empresa conjunta en líder mundial en la fabricación de fuel cells. La meta es que dentro de los próximos tres años, se inicien pruebas con clientes y, en la segunda mitad de esta década, comenzar la producción en serie.

Ambas armadoras también forman parte de la iniciativa H2Accelerate, una alianza para ayudar a crear las condiciones para el uso de camiones a hidrógeno en el mercado masivo en Europa.

En compañía de otros gigantes de la industria como IVECO, OMV y Shell, este proyecto destaca que las inversiones sincronizadas en todo el sector durante la década de 2020, serán clave para el despliegue de estas unidades en el viejo continente.

Cabe mencionar que otras armadoras también se han sumado a esta tendencia. En 2019, Hyundai presentó el HDC-6 Neptune, un vehículo eléctrico conceptual Clase 8 impulsado por celdas de combustible de hidrógeno; además, en 2020, la firma surcoreana entregó los primeros XCIENT Fuel Cell en Europa y ya proyecta su expansión a los mercados de Estados Unidos y China.

Nikola Corporation, por su parte, recientemente presentó dos variantes con esta tecnología de celda de combustible de hidrógeno de su eléctrico a batería Nikola Tre, y prevé que sus primeros prototipos estén a prueba en carreteras para 2022.

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