Una de las grandes enseñanzas de la pandemia del coronavirus tiene que ver con la revaloración de la vida y de la salud. La resignificación de lo más importante en términos humanos. Un equilibrio de las estrategias entre actividades económicas, sociales y personales. 

En este contexto y a más de un año de la llegada del Covid-19, algunas de las principales tendencias empresariales apuntan hacia la digitalización, eficiencia e innovación en procesos, y la mayoría coincide en que al centro de las estrategias debe ser colocado el individuo. 

Un colaborador sano y capacitado en medio de un buen clima laboral es, o debería ser, una de los principales objetivos en la estrategia de negocio, pues a pesar de que la tecnología ha jugado un papel vital en la continuidad de las operaciones, son las personas quienes se comprometen (o no) y muestran lealtad (o no) hacia una organización que les ofrece exactamente lo mismo (o no).

Y si bien la recomendación de especialistas inicia por las personas que forman parte de una empresa, también se refiere a todos los socios estratégicos y clientes con quienes se interactúa todos los días. Una vez más, el equilibrio entre las estrategias de los individuos y la tecnológica será la clave para sostenerse en el tiempo.

Desde una perspectiva técnica, Bernardo Torres, director general de Uncommon, considera que la digitalización en el corto plazo es prácticamente un deber para las empresas, pues las herramientas tecnológicas disponibles están diseñadas para estar más cerca de los clientes y hacerles la vida más fácil.

Y es que el auge del comercio electrónico por la pandemia, detalla, ha demostrado la transformación en los hábitos de consumo. Y el autotransporte no tendría por qué ser la excepción. Al contrario. Con toda la oferta de soporte tecnológico hoy más que nunca habrá que estar lo más cerca de los generadores de carga y ser muy perceptivos a sus requerimientos. 

Y no solo eso, añade, sino para crear un cambio de cultura profundo hay que poner al centro al individuo. Para retar el modelo de negocio, habrá que empezar por los líderes de la empresa. Procesos más colaborativos, incentivos que no solo atraviesen por la parte económica e identificar las áreas en las que haya mayor impacto serán algunos retos. 

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“Por supuesto la pandemia también nos ha enseñado a trabajar más en resultados que en tiempos. Alrededor hay mucho discurso y poca acción, ya que históricamente muchas empresas han sido celosas de sus procesos, de sus estrategias y de su información. Y eso no está mal, sino que ahora, modelos tan cerrados suelen tener resultados más lentos y muchas limitantes. La colaboración, en este sentido, se convertirá en el principal aliado para desarrollar procesos más a la altura de las circunstancias”, agrega Torres. 

Y justo en este sentido, aclara, hay mucho por cambiar. Desde las brechas salariales, los organigramas rígidamente verticales y la colaboración en todas las escalas. El éxito de estos cambios en la estrategia radicará en que los líderes cobren consciencia de la urgencia de cambio. Hacer diferente para conseguir diferente.