Hace unas semanas, circuló en redes sociales un video en el que se exhibía a un ex miembro militar, ahora parte de la Guardia Nacional, que le pidió una cuota de 1,000 pesos a un operador que circulaba en Calpulalpan, Tlaxcala. El transportista, que solo portaba 800, se los dio al agente y siguió su camino; sin embargo, cuando el uniformado se dio cuenta de que no estaba completa la “tarifa”, persiguió al operador hasta meterse en propiedad privada y ahí golpear al conductor y a su esposa.

Rafael Ortiz, Presidente Nacional de la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas (AMOTAC), reportó este caso directamente al General Luis Rodríguez Bucio, titular de la Guardia Nacional: “Y curiosamente, el individuo sigue trabajando, lo tienen en trabajo administrativo pero no lo castigaron con cárcel, como se nos dijo, hasta parece que lo premiaron”, comparte el líder de la agrupación de hombres-camión.

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Y como ese caso, denuncia, todos los días suceden otros en las carreteras del país, pues la corrupción no se ha detenido, ni con personal del Ejército: “Hace falta cambio de mandos, gente que sea responsable y que no sea amiga del dinero”, expresa en entrevista para TyT.

Rafael Ortiz.

La lectura que Rafael Ortiz hace de la implementación de la Guardia Nacional, es que si bien se militarizó la seguridad en las vías de comunicación, aún quedaron muchos elementos de su antecesora: la Policía Federal, que ya ostentaba una mala fama de extorsionar a los operadores.

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A ello se le suma que, en su opinión, los militares que llegaron se han dedicado a adoptar estos malos hábitos: “No ha cambiado la actitud de la Guardia Nacional. Hay pruebas de la deshonestidad de esta gente”, reitera.

El líder de la AMOTAC también denuncia las acciones de los policías municipales y estatales que, so pretexto de las licencias que no se han podido renovar ante la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), han impuesto multas indiscriminadamente.

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En este sentido, hizo un llamado a las autoridades locales para no caer en los compadrazgos a la hora de nombrar puestos de mando: “Mientras esto continúe, vamos a seguir peleando con gente que viene a enriquecerse y toma al transporte mexicano como su caja chica”.

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