La industria de hidrocarburos es para el autotransporte de carga su máximo proveedor y, al mismo tiempo, su quinto cliente más importante; de ahí la relevancia de conocer hacia dónde se dirigió la producción durante el año de la pandemia.

Para Petróleos Mexicanos (Pemex), la elaboración de gasolinas y diesel, dos de sus principales refinados, registró caídas en la producción anual del 8.8 y 12.8 por ciento, respectivamente.

Los claroscuros de la producción de combustibles en 2020

De acuerdo con la paraestatal, en el primer trimestre del año pasado, la reducción en el proceso de combustibles se debió al programa de mantenimiento de sus refinerías, el cual había arrancado en la recta final de 2019. En dicho periodo, Pemex promedió la producción de 556 miles de barriles diarios (Mbd), de los cuales, el 32.9% (182.98 Mbd) fue de gasolinas automotrices y el 18.5% (103.1 Mbd) correspondió a diesel.

Para el segundo trimestre de 2020, la reconfiguración dio resultados y la elaboración de petrolíferos promedió los 668.791 Mbd, de los cuales, 212.46 Mbd fueron de gasolinas –entre regular, de ultra bajo azufre (UBA) y premium– y 141.4 Mbd de diesel regular y UBA.

Sin embargo, el tercer trimestre se vio golpeado por mantenimientos no programados en sus refinerías, paros de emergencia y operación parcial por la contingencia sanitaria de COVID-19. En este periodo, la refinación de petrolíferos llegó a los 566.23 Mbd. Las caídas fueron especialmente notables en julio y agosto, con descensos en la producción a doble dígito en ambos rubros.

En la recta final del año, Pemex incrementó la producción promedio de combustibles al llegar a los 594.90 Mbd.

Segmentos en la mira de Pemex

Durante 2020, el comportamiento de la refinación en Petróleos Mexicanos no fue igual para los diferentes tipos de combustible. Por ejemplo, la elaboración de gasolina premium creció más del doble en 2020 respecto al año anterior; no obstante, continuó representando solo el 1% de la producción total.

La regular –incluyendo la de ultra bajo azufre– descendió su refinación en el comparativo interanual, aunque la de UBA concentró la mayoría de la producción, no solo en cuanto a combustibles automotrices, sino considerando la actividad petrolífera de Pemex.

En contraste, la elaboración de DUBA pasó de concentrar el 22% el año antepasado a 19% el año pasado.

Por su parte, el diesel regular –de hasta 500 partes por millón– avanzó dos puntos porcentuales en su participación en la elaboración de la paraestatal, pues en 2019 representaba el 17% de la producción y, en 2020, llegó al 19 por ciento.

Asimismo, mientras la producción de diesel creció 1.31% anual, su versión de ultra bajo azufre retrocedió 22.83 por ciento, alejando a Pemex cada vez más de la meta de solo ofrecer DUBA una vez que sea obligatorio el estándar de emisiones Euro VI / EPA 10 para vehículos pesados, que requieren sí o sí dicho combustible.

De hecho, en 2020, la elaboración de este combustible no logró superar los registros de 2019, con su periodo récord para la producción, y más bien cerró el año con una tendencia a la baja.

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Sobre las refinerías

Durante el año pasado, las seis sedes de producción de Pemex registraron resultados mixtos. La de Salina Cruz, Oaxaca, que es la de mayor productividad en cuanto a hidrocarburos, reportó caídas en la producción de diesel regular y UBA, así como un ligero incremento en la elaboración de gasolinas.

La refinería de Cadereyta, Nuevo León, que lidera la producción de diesel regular y DUBA, presentó pérdidas a doble dígito en ambos rubros, lo que mermó la refinación de este combustible indispensable para los transportistas.

Destaca que en ambas sedes, la producción de gasolina premium creció a triple dígito, lo que impulsó el incremento en la elaboración de dicho combustible.

Por otro lado, la sede de Ciudad Madero, Tamaulipas, fue la de mayores incrementos en el comparativo interanual; no obstante, es la única de la red de Pemex que no produce diesel de ultra bajo azufre.