La economía nacional se encamina hacia una inminente crisis. De acuerdo con estimaciones, la segunda mayor economía de Latinoamérica sufrirá una caída de entre 5% y 10% este 2020. En este escenario, las flotas están obligadas a tomar medidas mínimas para enfrentar el golpe. 

Un número importante de compañías de autotransporte –sobre todo las que no provean servicios logísticos al sector energético, alimentario, farmacéutico y de primera necesidad– ya padecen una disminución en sus ingresos, derivado de una caída en el consumo ante las restricciones para reducir el número de contagios de COVID-19.

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Arturo González de Araujo, abogado fiscalista en Estrategia en Consultoría Empresarial, explicó en entrevista con TyT que el reto en el sector autotransporte –aunque declarado como actividad esencial durante la emergencia sanitaria–, es laborar sin clientes en un mercado que se ha desacelerado ante el avance del Coronavirus en el país.

Las empresas transportistas verán la desaceleración de su negocio. Si se mantienen expuestas y no implementan medidas mínimas indispensables, quedarán muy expuestas a un mercado que no tiene demanda. Y, entonces, la posibilidad de entrar a un tema de suspensión de pagos es sensiblemente alta”.

Arturo González Araujo

El especialista añadió que los gastos de las flotas en el pago de seguros, combustible y en los propios vehículos representan una inversión muy elevada, por lo que no implementar un plan de rescate implica una exposición innecesaria y muy riesgosa. 

¿Qué hacer? 

Si bien la emergencia sanitaria por Coronavirus no frenará la actividad de los empresarios dedicados al autotransporte, las medidas de contención de la pandemia sí reducirán la demanda del servicio en el país y, con ello, mermará sus finanzas. 

Las flotas, incluidas las que pertenecen al autotransporte y servicios logísticos, no pueden sostener las plazas laborales sin ningún incentivo fiscal, en un contexto de desaceleración por el endurecimiento de medidas restrictivas para la población ante el avance de COVID-19. 

Por ello, Estrategia en Consultoría Empresarial propone para aminorar un poco el impacto:

  • Tener una lista de clientes y considerar la disminución de flujo o frecuencia que pueda tener el sector y los socios de negocio. 
  • Analizar en temas de proveeduría cuáles podrían ser las excepciones que pudieran beneficiar la operación de la empresa. 
  • Revisar en la plantilla laboral las formas de contratación para que, a partir de eso, se disminuya de forma sensible los tiempos muertos que tienen un impacto y que al final contribuyen al pago de contribuciones fiscales. 
  • Aceptar en los Gobiernos locales las excepciones fiscales como impuesto sobre nómina, pago de derechos, entre otros, para disminuir todo lo que sea posible. 
  • Estudiar las obligaciones fiscales impuestas por el Gobierno y analizar las posibles acciones de legalidad o defensa, estudiarlo en una matriz de riesgo y considerar el mínimo indispensable. 
  • La plantilla laboral habría que sostenerla en la medida de lo posible y evaluar la adecuación de ingresos a los trabajadores.

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