La situación derivada por el rebrote de la variante de ómicron en Asia y Europa generó un efecto dominó en la cadena de suministro global, lo que supone un desafío para la recuperación económica.

En el primer trimestre del año, China fue testigo de uno de sus rebrotes de COVID-19 más infecciosos desde que inició la pandemia, por lo que el gobierno optó por imponer la estrategia de cero COVID que significó un control más estricto en las medidas sanitarias.

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A principios de marzo, cuatro importantes ciudades industriales estaban cerradas: Shenzhen, Silicon Valley y Tech Hub de China, posteriormente Shanghái se unió al confinamiento y suspensión de actividades. Durante su período de cierre del 14 al 20 de marzo, el gobierno chino pidió a millones de residentes que pasaran por pruebas de ácido nucleico (NAT, por sus siglas en inglés), en un esfuerzo por contener la propagación.

En este contexto, las autoridades locales de Shanghái impusieron un bloqueo en la ciudad con el plan de levantar el 5 de abril de 2022. Y aunque los puertos de Waigaoqiao y Yangshan no frenaron operaciones, sí tuvieron grandes retrasos para embarcar la carga con destino a puntos locales y a países europeos.

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Los bloqueos locales y el confinamiento en la ciudades industriales como Shanghái, provocaron cuellos de botella en la cadena de suministro que se derivan principalmente de la escasez de capacidad para realizar el transporte por carretera.

Los estrictos controles de la política cero COVID-19 y la necesidad de que los conductores se realicen pruebas NAT frecuentemente, ha ocasionado tiempos de entrega más largos y costos de transporte más elevados, afectando a su vez las operaciones de última milla.

En Hong Kong, las pruebas NAT conjuntas de los operadores que cruzan fronteras han dado lugar a una reducción de al menos un 70 % en la capacidad de transporte por carretera, de acuerdo con el último informe de Maersk.

Para el transporte aéreo, las operaciones de puerta de enlace funcionan con normalidad en Shanghái. Sin embargo, distintas aerolíneas de carga cancelaron vuelos para los próximos días, por lo que se tendrán que trasladar más volúmenes a otros aeropuertos en China, incluidos Zhengzhou y Beijing.

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Ante la situación presentada en Asia y Europa por la variante ómicron, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, instó a los países de América Latina y el Caribe a vigilar de manera estricta el progreso de la pandemia y a cerrar urgentemente las brechas de vacunación.

Aunque los casos de COVID-19 y las muertes han disminuido en gran parte de la región, los países registran más de 620,000 casos nuevos cada semana. En algunas partes de América del Norte y el Caribe, la variante BA.2 de ómicron comienza a predominar y a elevar las infecciones.

La directora de la OPS explicó que con 240 millones de personas en las Américas que aún no han recibido una sola dosis de la vacuna contra el COVID-19, las brechas en la vacunación mantendrán a la región en riesgo durante futuras olas, lo que representa una amenaza para los sectores de salud, sociales y económicos.

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