Como efecto de la crisis económica provocada por el confinamiento y la emergencia sanitaria, en la industria mexicana el 95% de las empresas tuvieron una disminución en sus ingresos, revela la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

Para el 37% de estas empresas, la afectación va de un 76 al 100 por ciento, revelan sus cifras más recientes.

Además, señala el organismo que agrupa a los industriales del país, cerca de 58 empresas de cada 100 han sufrido un deterioro en sus ventas en más del 50 por ciento, lo que también se ha trasladado a una complicación en la cobranza.

Para los especialistas en el tema, aún es viable que las empresas desarrollen un plan de continuidad de negocio en un escenario en el que la pandemia de COVID-19 ya manifestó los primeros efectos.

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RISK México considera que las empresas aún alcanzan a construirlo, siempre y cuando tengan buenas bases, la asesoría correcta y su trabajo se enfoque en un protocolo.

Jorge Escalera Alcázar, director de la consultora, señala que hay empresas que tienen que reaccionar rápidamente con planes eficientes y muy enfocados a su negocio. Para eso, se debe considerar el respaldo de asesores que los lleven de la mano a formar planes de continuidad de negocio. 

Pero, en este momento, lo que las organizaciones requieren –más que un plan específico con toda la formalidad, documentación y trabajos en equipo que se necesitan– son protocolos de continuidad de negocio, con la rapidez y guía de expertos para crearlo de manera inmediata.

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“Eso nos ha pasado con empresas que, inclusive, tenían planes de continuidad de negocio –con otros escenarios, mas no pandemia–, y pues llega este escenario que poca gente visualizó; entonces, piden apoyo de cómo aplicar y accionar rápido para enfrentarlo”, manifiesta. 

“No solamente empresas que habían hecho planes de continuidad requirieron servicios de asesoría, sino también empresas que no habían hecho nada al respecto”, añade.  

Un plan de continuidad de negocio tiene una serie de definiciones que, cuando hay un desastre o un impacto como la que ya se vive por el brote de COVID-19, es muy tarde para empezar a definirlo.

Por ello, en esta fase de supervivencia, lo que requieren las empresas es un protocolo para tomar decisiones certeras. Y es muy difícil lograrlo sin contar con conocimientos, experiencia ni planeaciones previas. 

“De la mano de asesores, las empresas pueden identificar las funciones críticas en su operación y trabajar en conjunto en este escenario que ya está presente y así establecer sus estrategias de continuidad”, subraya RISK México.

¿Por dónde empezar?

Frente a la incertidumbre por el regreso a la actividad empresarial en su totalidad, un plan de continuidad de negocio es esencial para garantizar la mayor resiliencia posible, afirma María Fernanda Garza, presidenta de ICC Capítulo México. 

El organismo internacional preparó una guía de alto nivel diseñada para ayudar a las empresas asociadas a enfrentarse al COVID-19 y sus impactos, basándose en cuatro principios clave: Planificar, Adaptar, Monitorizar y Evaluar (PAME).

El primer paso es crear un grupo de trabajo dedicado a la preparación de las empresas ante una pandemia. La integración de un equipo de personas que pueda centrarse en el impacto del Coronavirus con el objetivo de aumentar la capacidad de recuperación de la compañía.

En esta etapa también se debe evaluar la importancia de las operaciones empresariales, analizar el panorama de la actividad de la empresa y asignar roles para mitigar el COVID-19 dentro de la organización. Además, establecer una estrategia de comunicación interna y externa.

En el momento en que los empresarios empiecen a notar cualquier impacto, es esencial que adapten todas sus operaciones para garantizar la continuidad del negocio, añade ICC Capítulo México.

Entre las acciones a considerar están la protección de los empleados, diseñar un procedimiento para trabajar desde casa, así como mantener el capital y el flujo de efectivo. También, identificar los riesgos de la cadena de suministro y planear el cierre de algunas de las sucursales o sedes de la propia organización.

A medida que evolucione la pandemia, deberán monitorear las recomendaciones de salud pública, así como los programas de apoyo gubernamental para las empresas y sus empleados y todos los indicadores clave de desempeño de su operación para identificar posibles desviaciones contra los objetivos. 

Además, consultar con frecuencia fuentes acreditadas sobre restricciones de movimientos de mercancías, horarios cerrados de viaje y suspensión de servicios de transporte público que podrían tener un impacto directo en las empresas. 

Debido a la naturaleza cambiante de la pandemia, es necesario que las empresas evalúen constantemente su plan de continuidad de negocio y que lo modifiquen según sea necesario.

Para el ICC Capítulo México, seguir los principios PAME para desarrollar este plan ayudará a proteger tanto a empleados, como a clientes y comunidades locales, y –a la larga– mantener a las empresas a flote durante este histórico y crítico periodo.