El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) llegó para fortalecer el comercio entre sus tres miembros, en cambio, tras año y medio de su implementación se observan distintos retos y oportunidades que deben ser abordadas para su mejor aprovechamiento por parte de nuestro país. 

Larry Rubin, miembro del consejo directivo de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM), advirtió que se está ante crecientes retos que tienen su foco en la certidumbre para hacer negocios en México con un T-MEC de reglas claras y que deben ser respetadas.

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En 2022 se avizora un contexto complicado para la relación trilateral, principalmente en los acuerdos entre México y Estados Unidos, debido a discusiones como la reforma energética, la crisis migratoria, el estímulo fiscal para autos eléctricos en Estados Unidos y las quejas de sindicatos estadounidenses contra el T-MEC, refirió el especialista. 

Para el miembro del consejo directivo de la AEM, la “contrarreforma energética” afecta a las personas, a las empresas y a los gobiernos federal, estatales y municipales. “Esto abona a que haya incertidumbre y desconfianza de lo que está sucediendo en México”, indica Rubin. 

Añadió que, desde Estados Unidos se estará vigilando con cuidado las reformas que emanen del Congreso de la Unión, específicamente la reforma energética, pues estas modificaciones podrían tener consecuencias importantes al considerarse violaciones al T-MEC. 

La inflación que se vive a escala global, así como las nuevas variantes del SARS-CoV-2 se visualizan también como factores que impactan financieramente a las empresas y a la inversión en torno al Tratado.

Sobre las nuevas cepas del coronavirus, Larry Rubin afirmó que la incertidumbre derivada de estas nuevas amenazas impide que las empresas puedan planificar y tener bien definido el rumbo que quieren tomar, lo cual limita su crecimiento y desarrollo. 

De hecho, recordó el cierre de la frontera México- Estados Unidos, restricción que ha tenido un efecto negativo para ambas economías. “Ahí nos preocupó muchísimo, porque los negocios del sur de Texas dependen y siempre han dependido del turismo mexicano”, dijo.

El T-MEC, afirmó Rubin, fue diseñado con el objetivo de incentivar la inversión y las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá y que el documento abre la posibilidad para que empresarios mexicanos inviertan en estos países. Esta es una de las oportunidades que deben aprovecharse. 

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A diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el T-MEC, permite que empresarios mexicanos puedan venderle al Gobierno Federal de Estados Unidos, lo que es una “oportunidad de oro”, afirmó.

“El T-MEC tiene en sus incisos varias oportunidades diferentes para vender al sector público y operar en el sector privado. No es solo para empresas norteamericanas que desean estar en México, sino que en gran medida les sirve a muchos de los empresarios mexicanos para poder operar y crecer en Estados Unidos y Canadá también”, concluyó el socio de AEM.

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