En algún momento, las actividades productivas del país tendrán que irse normalizando, conforme el semáforo de riesgo sanitario vaya acercándose al verde; sin embargo, esto aún no sucede en la industria del autotransporte de carga y no se vislumbra un retorno a la normalidad pronto –ni a la nueva normalidad, como guste llamarle–.

Lo que desafortunadamente sí se mantiene igual es que en los últimos meses, y a pesar de la pandemia, se reportaron 35 robos al día, donde lo más codiciado han sido los abarrotes y alimentos.

Y la tendencia no solo se mantiene, sino que se incrementa en la categoría de alimentos. Datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y de la Fiscalía General de la República (FGR) reflejan que, del total de mercancías robadas reportadas en abril pasado, el 44.73% correspondió a alimentos y abarrotes, el doble respecto al 21.3% correspondiente al mes de marzo.

En particular, los empresarios que se especializan en transportar este tipo de productos deben revisar y reforzar sus sistemas de vigilancia, seguimiento y protección de sus unidades para reducir los asaltos, tanto en accesos a Cedis como en diversos puntos carreteros del país que están perfectamente bien identificados.

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Recientemente, el Gobierno federal destinó elementos de las Fuerzas Armadas para apoyar labores de seguridad pública y apuntalar así a la Guardia Nacional, lo cual es algo positivo, pues habrá mayor vigilancia en las autopistas del país. Sin embargo, dicho apoyo sigue siendo insuficiente para reducir los niveles de robos a transportistas, por lo que la seguridad privada deberá continuar siendo un complemento muy necesario para combatir la ola de violencia e inseguridad en las carreteras del país.   

Un socio de seguridad privada profesional debe efectuar un seguimiento logístico y táctico de unidades con GPS avanzados y dispositivos de última generación, hacer uso de tecnología de punta como cámaras de videovigilancia conectadas a un C5, tanto en puntos de salida como de llegada de mercancías; contar con protocolos bien establecidos de control de rutas, así como comunicación y coordinación efectiva con todos los involucrados, para generar así un verdadero resguardo y protección de las  unidades, productos y operadores asignados a cada ruta, por mencionar algunos, con la finalidad de aportar con todo esto un programa de costo-beneficio para sus clientes. 

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