Hace más de 30 años, antes de la desregulación del transporte, Rodolfo Cano manejaba un tractocamión que le trabajaba a la empresa de su suegra. 

Una vez que se liberó el sector y cambiaron las formas, los trámites y las tarifas, junto con su esposa se animó a crear su propia empresa. Él conocía el negocio, sabía manejar y ambos querían invertir en la construcción de un patrimonio. 

Con ese primer vehículo dieron de alta la empresa. Para nombrarla, decidieron juntar las primeras sílabas de cada apellido y agregarle el famoso S.A. de sociedad anónima. Cano y León: Calesa.

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En ese momento repararon en la coincidencia con la palabra calesa, que refiere a uno de los primeros sistemas de transporte, esos en los que un carruaje es jalado por un caballo. En la actualidad se les conoce más como calandrias. 

Contrario a lo que pudiera suponerse, Rodolfo Cano no continuó conduciendo el camión. El acuerdo es que él se encargaría de buscar clientes y su esposa administraría el negocio, de tal manera que contrataron a un operador. 

Y así empezó este sueño. Tocando puertas, buscando carga, creando oportunidades. Y de a poco empezaron a conseguir fletes y escribir las primeras páginas de esta historia. 

Rodolfo Cano recuerda que así se hicieron de un segundo y un tercer camión, para darse abasto con la creciente demanda. Hasta 1998, cuando transportaban arena y cargaban y descargaban con palas. 

“Era mucho tiempo, mucho lío. Debíamos contratar gente para palear y la arena se ensuciaba. Fue ahí que le dije a mi esposa que debíamos comprar una góndola para el volteo. Ella no estaba muy segura y aun así lo hicimos. Una gran decisión, pues rápido recuperamos la inversión y conseguimos más clientes”, señala el empresario. 

“El propio transporte nos ha ido llevando”

Esa inversión representó el primero de muchos cambios, pues Rodolfo Cano entendió que el mundo y el transporte están en constante cambio, de tal manera que Calesa debía estar a la altura de las circunstancias. 

“Si nos pedían algo que no teníamos, buscábamos la forma de solventarlo. Empezamos a diversificar el negocio y adquirir camiones de distintas configuraciones. La oferta y la demanda son el mejor termómetro para entender hacia dónde ir o hacia dónde no”, señala. 

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Y aquel sueño que empezó con un camión hoy es una flota mediana, ahora administrada por el hijo de los fundadores, Juan Carlos Cano, y administrado desde siempre por la señora León. 

Luego de estandarizar los procesos y posicionar a Calesa como una empresa que ofrece transporte de calidad, Rodolfo Cano volvió a subirse al camión un día que no había operadores disponibles. 

Le volvió a tomar el gusto y ahí sigue, llevando y trayendo insumos para Cemex, muy a gusto en su camión y consciente de que la clave está en seguir trabajando y tener la sensibilidad para saber qué requiere el mercado. 

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