Abraham Esteban manejó un primer camión en 1982, todavía en la adolescencia. Su papá era dueño de una pequeña flota y a él siempre le gustó subirse a los tractos, primero para jugar, y después para hacer sus pinitos con las maniobras. 

Trabajó conduciendo para su padre más de 15 años hasta que se casó. La vida en familia exigía más recursos, así que el nuevo matrimonio juntó sus ahorros y se compraron un rabón. Mientras él seguía conduciendo un tracto con su papá, puso a trabajar el nuevo de forma independiente. 

Era 1994 y, por un tema casi quirúrgico, el financiamiento del rabón no se vio afectado por aquella tremenda crisis. Los pagos estaban congelados y así fue como esquivaron el duro golpe que pudo acabar con el sueño cuando apenas estaba germinando.

Te recomendamos: Grúas y Soluciones Logísticas, pionera en cargar sobredimensionados

Durante tres años así operó la empresa bautizada como Transportes ROESA, nombre formado con las primeras sílabas del matrimonio: Delia Romeroy Abraham Esteban.

En 1997, ya con ganancias del primer rabón, Abraham se compró un tractocamión y fue ahí que dejó la empresa de su padre para conducir su propio vehículo.

Desde aquellas lunas, su esposa mostró interés y habilidad para administrar la operación de la empresa naciente. A la fecha, es ella la responsable de las finanzas de ROESA.

Ya con dos undiades y con Abraham al volante, rápido se hicieron de más camiones y el nuevo milenio pintaba un futuro prometedor. Así fue al principio, hasta que en 2007 dieron un paso importante hacia la profesionalización y cambiaron de persona física a persona moral.

Para ese entonces, los clientes ya exigían que el dueño de una flota no fuera también el conductor, de tal manera que Abraham se bajó del camión y se enfocó en la parte operativa y también en la mecánica. 

Fue en 2014 cuando ROESA experimentó un crecimiento exponencial, pues tanto la demanda como la diversificación de clientes fueron elementos clave para este hito. 

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado.

Pero no duró mucho tiempo, ya que un par de años después su principal cliente prescindió de sus servicios. El 90% de su flota se quedó parada de la noche a la mañana. 

Cerca de ocho meses les tomó recuperararse de ese duro golpe, pero con los años de experiencia, la perserverancia y mucho trabajo, lo pudieron lograr. 

En la actualidad operan solo cajas secas, y aunque Abraham tiene experiencia también en transporte refrigerado, todavía no deciden diversificar su operación. Eso sí, tampoco lo descartan.