Hace 40 años, Rogelio Monroy compró un vehículo para transportar personas en el Estado de México. Apenas iniciaba el negocio cuando distintas circunstancias lo orillaron a cambiar de giro, de tal manera que Transportes y Enlaces Metropolitanos muy pronto dejó el pasaje para tomar la carga. 

En 1982, Rogelio Monroy vendió aquel vehículo de pasaje y compró su primer tractocamión, equipado con una caja refrigerada. Incluso la razón social también se mudó al entonces Distrito Federal y la historia siguió su curso. 

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Don Rogelio era el dueño, el operador, el contador y el gerente comercial de Transportes y Enlaces Metropolitanos. También le tocaba lavar el vehículo y, en ocasiones, darle su mantenimiento. Empezaba a dar servicio con algunas empresas que le generaban carga, siempre como persona física. 

Apenas vio la forma de hacerse de un segundo tracto, no lo dudó. Para ese momento, ya estaba generando más viajes y también pasó a ser una persona moral. De a poco iba profesionalizando a su empresa y mejorando sus procesos. 

Conforme pasaba el tiempo y Transportes y Enlaces Metropolitanos crecía, el fundador ponía especial énfasis en diferencia la familia del trabajo. No quería cometer el error de varios, así que invirtió en un patio, en más camiones y en la contratación de personal especializado en cada área.

Uno de los momentos decisivos para la empresa en esta época fue la crisis del 94, cuando afortunadamente no tenían deuda y decidieron especializarse en viajes cortos, regionales, a fin de disminuir los costos y también los riesgos. 

Ya consolidada su operación en el Valle de México y con clientes trasnacionales, le dejó la batuta a su hijo, Ricardo Monroy, quien ya se había empapado lo suficiente en todos los eslabones de la operación, desde conducir un tractocamión hasta meterle mano a las máquinas en caso de ser necesario. 

Ya con Ricardo al frente, la empresa dio otro salto significativo, pues sacrificó operaciones que representaban poca utilidad para la compañía. A cambio, buscó nuevos clientes que exigieran más y mejor servicio, pues la empresa estaba lista para dar un salto cualitativo y cuantitativo juntos con sus usuarios.

Otro de los hitos, en voz del director general de Transportes Enlaces Metropolitanos, fue poner al operador al centro de la estrategia. Personalmente Ricardo les llevaba de desayunar cuando trabajaban los sábados. 

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Ahora, los esquemas son flexibles y amables. Todos sus colaboradores tienen bien puesta la camiseta y a pesar de la pandemia, mantienen crecimientos sostenidos. 

Hoy, Transportes y Enlaces Metropolitanos tiene una flota superior a los 80 tractocamiones, 150 remolques y opera en rutas metropolitanas del Valle de México, hacia el sureste, occidente y norte del país.