Con pandemia o sin ella, el déficit de operadores ha lacerado a las empresas de autotransporte en los últimos años; por ello, Samsara, proveedor de  tecnologías para la gestión de flotas, expone las recomendaciones para mejorar la experiencia de los conductores y retenerlos en las compañías.

Valentina Bustos, experta en producto en Samsara, señaló que hay tres formas para que las flotas mejoren en este renglón: proteger conductores, crear flujos de trabajo pensados en su operación y contar con comunicación abierta para crear una comunidad.

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En el primer aspecto, reconoció que los operadores tienen jornadas laborales largas al volante; por lo que la consecuente fatiga implica mayor riesgo de accidentes: “Una manera de proteger a los conductores es gestionar de manera proactiva el comportamiento de conducción riesgosa que puede surgir debido a la fatiga”, dijo durante el webcast “Enfrentando la escasez de conductores: cómo retenerlos y protegerlos”.

Para solventar esto, Samsara ofrece soluciones de cámaras en cabina dotadas de inteligencia artificial que emiten alertas en caso de detectar cansancio o distracciones. Al mismo tiempo, los monitoristas también son notificados para dar seguimiento oportuno a cada situación de riesgo.

Esta tecnología también protege a los conductores en caso de accidentes que no son su culpa, ya que captura lo que sucede en camino y permite exonerarlo de cualquier malentendido.

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La segunda recomendación –referente a los flujos de trabajo– explicó que esto es sobre las actividades que los conductores realizan más allá de labor al volante, como: llenar documentos, comprobar entregas, bitácora de operación, por mencionar algunos.

“Crear flujos de trabajo pensando en ellos quiere decir crear tareas que les resultarán fácil de hacer, no crearán confusiones y son rápidas para no perder tiempo. Son tareas que se ajustan al conductor y no al revés”, expresó.

Contar con una plataforma en la que se gestionen estos aspectos, ayudará que sean más productivos, a través de herramientas accesibles e intuitivas: “Hemos pensado en algunas cosas con nuestra aplicación de conductores, primero que tienen solo los flujos de trabajo que necesiten para tener éxito y mantenerse enfocados, y tiene un enfoque en la accesibilidad y diseño amigable”, comentó.

A esto se le suma que el administrador de flota puede asignar o modificar tareas en tiempo real, se reducen errores, se digitalizan proceso y se estimula el distanciamiento social.

Sobre el tercer punto, referente a la comunicación, Samsara recomienda contar con una herramienta en la que los conductores –tanto individualmente como en grupo– puedan comunicarse en tiempo real y minimizando distracciones.

La compañía cuenta con un sistema de mensajería fácil de usar, una plataforma que ayuda también a personalizar programas de capacitación.

Para Bustos, mejorar la comunicación, se crea una comunidad, en la que las empresas pueden ofrecer incentivos para generar comportamientos positivos, fomentar la competencia amista y el reconocimiento público para el desempeño de cada operador.

¿Por qué centrarse en este tema?

Bustos recalcó la importancia de los conductores, toda vez que son el activo más valioso para las empresas y su escasez representa un desafío para la operación de las flotas.

“La fuerza laboral está envejeciendo, en México la edad promedio de los conductores es de 41 años y ha ido en aumento en los últimos años. La mayoría de los conductores son mayores y se están jubilando”, informó  en este evento.

A ello se le suma que las expectativas que las expectativas profesionales de los jóvenes son diferentes; se trata de una generación con mayor acceso a estudios y, en consecuencia, a más opciones laborales.

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Asimismo, se le suma la falta de diversidad en el sector. De acuerdo con Valentina Bustos, solo 1.37% de los operadores en el país son mujeres. Y si esto no fuera poco, empresas estadounidenses están ofreciendo trabajo a operadores mexicanos con paquetes de compensación atractivos.

Este complejo contexto se vive tras el paso de la pandemia, donde la incertidumbre económica, los cambios den la demanda y la propia exposición de los operadores al COVID-19, fueron la cereza del amargo pastel para el autotransporte.

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