De acuerdo con Solistica, hoy por hoy, la cadena de frío está evolucionando más allá de lo tradicional, como una consecuencia de los nuevos desafíos que la distribución de la vacuna contra la COVID-19 ha traído consigo.

La división de logística de FEMSA señaló se trata de un enfoque innovador para la gestión de vacunas denominado “cadena de temperatura controlada” (CTC), la cual permite que las vacunas se mantengan a temperaturas fuera de la cadena de frío tradicional de 2 a 8 °C durante un período limitado en condiciones controladas y monitoreadas, aspectos que requieren las nuevas vacunas desarrolladas para combatir la pandemia.  

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La CTC sirve para mantener los productos como las vacunas con temperatura controlada, en las condiciones establecidas en todos los aspectos de la cadena, desde la adquisición hasta el transporte y la distribución.

Se trata de cadenas que generalmente implican una sola excursión de la vacuna a temperaturas ambiente que no excedan los 40 °C y durante un número específico de días antes de la administración.

Solistica recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó criterios para que una vacuna sea etiquetada y utilizada en una CTC:

  • Debe usarse en una campaña o  estrategia especial (no se recomienda para la inmunización de rutina).
  • Debe tolerar temperatura ambiente de al menos 40 °C durante un mínimo de tres días y debe ir acompañada de un monitor vial de vacuna (VVM) en cada vial y un indicador de umbral máximo en cada portador de vacuna.
  • Debe estar autorizada para su uso en un CTC por las autoridades reguladoras pertinentes, con una etiqueta que especifique condiciones.

Para garantizar la disponibilidad ininterrumpida de vacunas de calidad, desde el fabricante hasta los niveles finales de prestación de servicios, y no perder oportunidades de vacunar, se requiere un sistema de gestión de la cadena de suministro para lograr el producto adecuado, en las cantidades y condiciones necesarias, en el tiempo y el costo justos. “Ese es el tamaño del nuevo desafío para los actores de esta industria”, recalcó Solistica.

Eso sí, reconoció, logística de la cadena de suministros médicos siempre ha tenido exigencias particulares que la convierten en todo un desafío y si ya era complicada antes, ahora, en todo el mundo, está bajo más tensiones para gestionar eficazmente la distribución de las nuevas vacunas contra el COVID-19.

Destacó la relevancia del tema pues, según el Instituto IQVIA de Ciencia de Datos Humanos, la industria biofarmacéutica pierde aproximadamente 35,000 millones al año debido a fallas en la logística de temperatura controlada. Además, se estima que el 20% de los productos sensibles a la temperatura se dañan porque la cadena de frío se interrumpe durante el transporte.

Y según una investigación del Foro Económico Mundial, más del 50% de las vacunas se desperdician en todo el mundo cada año debido al control de la temperatura, la logística y los problemas relacionados con el envío.

Y en el momento actual, recalcó Solistica, nadie quiere escuchar que no se puede usar un lote de miles de vacunas por una mínima falla en la cadena de sumistro. Así que el sistema de almacenamiento, transporte y administración de la vacuna debe estar muy bien planificado.

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Por lo general, esto podría resolverse enviando excedentes, pero con tanta demanda de las vacunas contra la COVID-19, se sentirá profundamente cada dosis perdida o arruinada. La protección de la tasa de usabilidad de las vacunas dependerá del seguimiento y traspaso de la última milla.