Sabemos que la logística inversa se encarga de la recuperación y reciclaje de envases, embalajes y residuos peligrosos; así como de los procesos de retorno de excesos de inventario, devoluciones de clientes, productos obsoletos e inventarios estacionales. Es una manera de retorno para unos materiales que se reutilizan, reciclan o destruyen.

Representa una buena estrategia de negocio que optimiza recursos para hacer viajes más eficaces e inteligentes, pero no se había explotado del todo en el sector autotransporte hasta que vino la pandemia y obligó a los servicios de traslado de mercancías a ser aún más eficientes. El 2020 detonó las compras en línea como nunca antes y, con ello, aumentó la necesidad de contar con una logística inversa eficiente y con potencial para ofrecer mayor valor a las empresas.

Sin embargo, la delincuencia no conoce límites. Sabemos que durante la emergencia sanitaria está haciendo home office, igual que muchos empleados de compañías establecidas y legales, y ya está realizando ciberestafas al por mayor.

Se han detectado incrementos de casos en diversas zonas conflictivas de las principales urbes del país, sobre todo en la Ciudad de México y en el Estado de México, donde un supuesto cliente solicita la devolución de un producto adquirido genuinamente, ahora que el eCommerce se ha disparado y existe cierto caos por el aumento de la demanda. Es ahí cuando los delincuentes aprovechan una logística inversa con pocas medidas de prevención, sin la correcta supervisión de una compañía de seguridad privada profesional, para vaciar el vehículo y todos los productos que van en ruta.

Y es que las empresas no necesariamente contemplan en la práctica un apoyo adecuado de seguridad privada, y no por falta de capacidad, sino porque los cambios que ha traído la nueva normalidad se han dado de manera tan intempestiva que no han destinado el tiempo necesario para aplicar los protocolos correspondientes, complicando el retorno de un producto hacia los centros de distribución y almacenes.

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Aunque implementar una logística inversa parece sencillo, no lo es. El principal reto es definir los nuevos modelos operativos, en especial, la seguridad de los operadores, las unidades y las mercancías, establecer qué recursos se van a asignar a esta operación y cuáles serán los nuevos protocolos a implementar. El desafío tiene que ver con la gestión y la disposición eficiente de recursos. Todas las empresas transportistas deben contemplar acciones preventivas para blindar las nuevas estrategias logísticas que exige el mercado ante el incremento de delitos.

Por todo ello, es recomendable acercarse a los expertos para elaborar un nuevo análisis de detección de necesidades de seguridad y establecer estrategias eficaces de prevención que eviten pérdidas económicas y, sobre todo, que permitan anticiparse a los malhechores que están aprovechando el vacío de seguridad que existe cuando se implementan estrategias renovadas de logística inversa. 

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